“Caminaba por un camino largo y sinuoso, encontraba mucha gente. Algunos me miraban otros me ignoraban. Me llamaba la atención que la gran mayoría no hablaba, tampoco se percataban de los ruidos que había en ese camino, ya que algunos eran muy fuertes, sin embargo ni se inmutaban, seguían su camino, casi con indiferencia de todo lo que pasaba a su alrededor.
Detuve mi marcha y trate de hablarles, pero casi con los mismos resultados, alguno me hizo algún ademan como sugiriéndome algún grado de comprensión pero sin hablarme me insinuó que siga adelante que iba bien en mi dirección.
Era agotador ese transitar encontrándome solo, por momentos me sentía aislado, pero la gran preocupación de poderme comunicar con los demás me incitaba a seguir. A lo lejos sentí que alguien hablaba algo, no lo comprendía y apure mi marcha.
Tal vez por el viento esas voces se perdían.
Las personas con las que me cruzaba seguían en las mismas condiciones anteriores, muchas me ignoraban, algunas me miraban pero no se comunicaban, algunas pocas me alentaban a seguir, y al fin encontré alguna que pude conectarme.
Tan desesperada como yo trato de decirme lo solitaria que ella tambien se encontraba, se alegraba de verme, más feliz de saber que alguien más hablaba del mismo idioma y del mismo tema. En la conversación pudimos darnos cuenta que estábamos en un país de personas mudas y sordas, gobernadas por autoridades en las mismas condiciones pero ademas indiferentes, como nuestro país que las autoridades ignoran tantos problemas tan importantes como la seguridad vial que tiene un costo altísimo en lo económico y emocional para miles de familias."
Dedicado a los padres, hermanos, esposos/esposas, hijos, sobrinos de los casi 8000 ausentes en la mesa de las proximas navidades.
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