La muerte súbita es una muerte natural que ocurre instantáneamente o dentro de la primera hora desde el comienzo de los síntomas, en un paciente con enfermedad cardiovascular previa conocida o sin ella, pero en el que el momento y la forma de la muerte son totalmente inesperados. Se trata de una muerte natural, inesperada y rápida.
La muerte súbita no tiene edad de aparición, afecta tanto a recién nacidos, como a personas de mayor edad que no muestran signos clínicos de un desenlace fatal.
Los médicos lidiamos habitualmente con diferentes enfermedades que aquejan a los pacientes En varios casos podemos resolverlas, sin embargo muchas veces la muerte de nuestros propios pacientes nos sorprende, y en muchas ocasiones habiendo tomado las decisiones que se consideran correctas la muerte sorprende súbitamente.
Las causas de la muerte súbita dependen básicamente de la edad de presentación, y clásicamente se ha establecido la edad de 35 años para establecer esa diferencia. Si la muerte súbita se presenta en la edad joven la misma se debe la miocardiopatía hipertrófica obstructiva (es un engrosamiento anormal de las paredes del corazón), o a alguna arritmia congénita, sin embargo si el desenlace súbito se presenta en las personas de mayor edad la que predomina es la enfermedad coronaria no evidenciable previamente.
La sobrevida de la muerte súbita desgraciadamente es muy baja, ya que de por si denota la presencia de una enfermedad cardiovascular grave desarrollada con anterioridad.
¿Se puede prevenir la muerte súbita?
Si las causas que consideramos más frecuentes son la enfermedad coronaria, la prevención de la muerte súbita está directamente relacionada con la prevención del desarrollo de insuficiencia coronaria, ya que la muerte súbita no tiene pródromos.
En el caso de las personas jóvenes la forma de prevención es realizando estudios correspondientes (ECG, Ecocardiograma, análisis de sangres, etc.) especialmente si se desea realizar actividad física.
Por estas horas la muerte del ex presidente Kirchner despertó algunas suspicacias sobre su muerte repentina relacionadas con el contexto en que la misma ocurrió.
Cada día el médico especialmente el Cardiólogo, el Médico Clínico, Pediatra o el especialista en Terapia Intensiva toman decisiones terapéuticas, y lo hace basado no solo en su formación profesional sino en su formación humana, pero el médico no es Dios, es solo un ser humano, que pone a disposición de sus semejantes sus conocimientos y la vocación de servicio.
No me caben dudas la desazón que pueden sentir los médicos del ex Presidente, ya que es la misma angustia espiritual que sentimos cuando cualquier paciente nuestro presenta una muerte inesperada.
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