Mi propio responso


“Vivíamos en un mundo acelerado, egoísta, donde no teníamos tiempo para la familia, persiguiendo valores superfluos, donde la amistad ocasional era una rutina, los hijos habitantes de una casa que a veces compartíamos, con líderes políticos egoístas, millonarios que no sabían que hacer con su dinero que ya no podían contar, hasta que ese tren de la vida se detuvo de golpe a principio de año. 

Llego el coronavirus.

Luego del desconcierto y el miedo que nos inmovilizó. Con el tiempo comenzamos con críticas a esa quietud. 

Donde el quédate en casa comenzó a cuestionarse, nos aburrimos..., la economía cayó,  o no se adaptó,  porque no quiso o no supo cómo salir pero igual cayó. 

La pandemia comenzó a mostrar cuestionamientos y salidas egoístas.

Mi nombre era Juan, tenía tres hijos y una hermosa esposa. 

Yo era uno de esos. 

Me había cansado y seguramente en algún mate compartido me contagie de COVID.

Comprendí la verdadera dimensión del COVID cuando pase horas y horas en una habitación solo acordándome de respirar, con solo el ruido del flujo del oxígeno, hasta que todo eso no fue suficiente. 

Ya era tarde para comprender las recomendaciones y sin despedirme de mi familia los tuve que dejar. 

Tal ves ese mundo que dejo tenga más conciencia en el planeta, con más amor, y mucha más empatía por el dolor de la gente. 

Para mi fue tarde para cambiarlo o al menos verlo, que no sea para vos que me lees. Cuídate. 

Disfruta tu familia.” 


Esta historia nunca existió.